domingo, 7 de julio de 2013

Calma, corazón mío!

  Y mi corazón que pensaba que nada iba a cambiar, influenciado por mis pensamientos sintió temor. Prestó sus oídos a las palabras de aquellos que no deseaban más nada que el mal y el fracaso. Compartió sus sentimientos con seres vivos con almas muertas, almas oscuras, almas indeseables, almas encarceladas.

  Si de algo te sirve, corazón mio, sonríe. Sonríe y muéstrales a esas almas negras que la vida es más que eso, es más que un día oscuro, es más que un insulto o que una sonrisa fingida.

  Calma, corazón mio, calma! Estás en un lugar seguro, tienes a alguien que te ama y te cuida, un caballero divino que le interesa todo lo que tienes escondido, aquello que no te atreves a mostrar a causa de tu inseguridad, aquella cara oculta que tienes como la de la luna, un caballero que conoce tus pensamientos aún antes de pensarlos.

  No culpes a nadie porque ningún alma desorientada merece culpa alguna, tu mientras tanto ocúpate en ser feliz, en sonreír y en perdonarte, porque una vez te perdonas a ti mismo empiezas a vivir. Perdona, perdónate y ten paz, el tiempo que pasó jamás volverá... deja que Dios, tu caballero, se encargue mientras te recuestas en el pastizal.